Allí donde la arcilla se transforma en mármol, cada pieza se vuelve singular.


Un arte que habita en lo cotidiano.









Allí donde la arcilla se transforma en mármol, cada pieza se vuelve singular.


Un arte que habita en lo cotidiano.





Autenticidad que se siente en las manos

¿Te atrae lo auténtico? Entonces ya hablamos el mismo idioma.
Llevo años trabajando con la técnica japonesa Nerikomi, y lo que me fascina es su espontaneidad: los dibujos aparecen como vetas de mármol, imposibles de repetir.

En otros lugares se la conoce como Agateware, y en Italia la llaman Millefiori, “mil flores”. Distintos nombres para una misma esencia: arcilla que se transforma en algo irrepetible.
Esa energía imprevisible la uno a formas sencillas y minimalistas. Además de las tazas, creo jarrones de mármol en forma de piedra: siluetas simples que guardan la fuerza silenciosa de la naturaleza.

Para mí, se trata de acercar el arte a la vida diaria: al café de la mañana, a un instante de calma, a ese momento íntimo que nos recuerda la belleza de lo sencillo.



Nerikomi: cuando el dibujo nace dentro de la arcilla.


El Nerikomi es una técnica cerámica ancestral en la que los motivos no se pintan: nacen dentro de la propia arcilla.

Capas de distintos colores se apilan, se cortan y se vuelven a ensamblar, revelando en cada corte un diseño único, como las vetas del mármol natural.


Es un proceso lento, delicado y exigente: cada pieza requiere varios días de trabajo y nunca se repite.

En Japón, la técnica Nerikomi se considera una de las artes cerámicas más prestigiosas y valiosas. Existen exposiciones y concursos dedicados solo a esta técnica, y las obras se valoran como auténticos tesoros, literalmente “a precio de oro”.




En este vídeo puedes descubrir el recorrido completo — desde el bloque de arcilla hasta la pieza terminada.



El regalo que emociona de verdad

Encontrar ese regalo perfecto no es fácil. Buscamos algo que sorprenda, que deje huella, que no se olvide.

Una taza de mármol o un jarrón piedra son precisamente eso: no un simple objeto, sino una obra de arte que llega a las manos.
La experiencia empieza en los detalles: un embalaje elegante y un certificado con código QR que muestra todo el proceso de creación.

Regalar se convierte en un gesto inolvidable, una pequeña revelación para quien lo recibe.


Exclusividad que no espera


Cada pieza me lleva hasta tres días de trabajo, y solo puedo crear entre 20 y 25 al mes. Muchas se reservan con antelación en boutiques de arte.


Por eso la disponibilidad en la tienda es siempre limitada. Si quieres asegurarte de conseguir una taza o un jarrón que te enamore, puedes dejar tu contacto y recibirás un aviso en cuanto haya algo disponible para comprar.


Mientras tanto, te invito a descubrir la galería con colecciones anteriores o a visitar la tienda para ver qué piezas están ahora mismo al alcance de tu mano.





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